El día de la DIVERSIDAD CULTURAL. por El presidente Evo Morales #/2013
 ANTES DE AYER, el día de la DIVERSIDAD CULTURAL.
ANTES DE AYER, el día de la DIVERSIDAD CULTURAL.  
 A propòsito, porque ya pasaron dos dìas y baja un poco la marea de 
tanto comentario al respecto, màs relajados de reclamos efemèricos, vale
 la pena leer estas palabritas de EVO MORALES, que si fuera cantante, le
 compro todos los discos a este señor.....  !
 (robado del muro de Orlando Miño) compartido por Mónica Abraham.
 
 “Aquí pues yo, Evo Morales, he venido a encontrar a los que celebran el encuentro.
 Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta
 mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo 
quinientos años.
 Aquí pues, nos encontramos todos.
 Sabemos lo que somos, y es bastante.
 Nunca tendremos otra cosa.
 El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron.
 El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme.
 El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con 
intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin 
pedirles consentimiento.
 Yo los voy descubriendo.
 También yo 
puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el 
Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre 
firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de 
Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata 
provenientes de América.
 ¿Saqueo? ¡No lo creyera yo!
 Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.
 ¿Expoliación?
 ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano!
 ¿Genocidio?
 Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas,
 que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a 
ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del 
capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de
 metales preciosos!
 ¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de 
kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros 
préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa.
 
Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que 
daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la 
indemnización por daños y perjuicios.
 Yo, Evo Morales, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis.
 Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un
 plan ‘MARSHALLTESUMA”, para garantizar la reconstrucción de la bárbara 
Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos 
musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y 
otros logros superiores de la civilización.
 Por eso, al celebrar el 
Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos: ¿Han hecho los 
hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo
 de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano 
Internacional?
 Deploramos decir que no.
 En lo estratégico, lo 
dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en 
terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que
 terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, 
pero sin canal.
 En lo financiero, han sido incapaces, después de una
 moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, 
cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y 
la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.
 
Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según 
la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a 
reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses 
que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en cobrar.
 
Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a nuestros 
hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 
por ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos
 del Tercer Mundo.
 Nos limitaremos a exigir la devolución de los 
metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por 
ciento, acumulado sólo durante los últimos 300 años, con 200 años de 
gracia.
 Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés 
compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer 
pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de 
plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300.
 Es decir, un 
número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y
 que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra.
 Muy pesadas son esas moles de oro y plata.
 ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?
 Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas 
suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir 
su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los 
supuestos del capitalismo.
 Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos.
 Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a 
los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir 
su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de 
Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la 
deuda histórica…’”
 
 
 
 
          
      
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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