NO TENGO TIEMPO II
"No tengo tiempo" se ha dicho y suena a muerte. Porque el tiempo no es tenencia, ni las horas: el merecimiento de nuestro esfuerzo.
“Tiempo” es un regalo y la tarea concibe solo su administración. Si se falla en eso: se falla en todo. En tanto si lo regalado no podemos cuidarlo (y capitalizarlo) (lo mejor de las cronopias) entonces estamos perdidos.
“No tengo tiempo” es una desgracia, una puteada, sin embargo, parece una frase mágica. No lo es. Es veneno porque mata. Esta diciendo que el otro no vale ni siquiera un momento de atención. Al menos una puteada es clara y directa, violenta y desprejuiciada. “No tengo tiempo” es el peor insulto en francés.
El tiempo es inasible, no se lo puede tener. No somos tan dioses como para manipularlo, de lo contrario seríamos eternos o no seríamos. Pero hoy, desde la gran ciudad de Latinoamérica, nace la frase que todo lo determina, que todo lo justifica y que pinta de cuerpo entero a la desgracia en lo que se ha transformado el “hombre Light”. El hombre dietético para nada, o quizás libre de colesterol y de todo lo importante.“No tengo tiempo” es peor que la guillotina inglesa, que la cruz romana, que la cámara de gas nazi y que las malditas guerras de guerrillas. Dije que es peor porque es cobarde, fiel a este tiempo engañoso y confuso. No hay mayor cotización que la mentira disfrazada de engaño. Todos la beben, todos la comen y se les agusanan los labios y la lengua. Caen, caen y no dejan de caer las victimas del "notengotiempismo". Es fruto de seres irresponsables. Es esencia de toda ignorancia. Es cortarle las manos a todas las madres, los pechos a toda doncella y la virginidad a los niños. La muerte tiene como apodo: "No tengo tiempo". Seguro que su diatriba final será: "No hay más tiempo".
Su risa macabra, su carcajada hedionda resonará en los huesos de los que se achicaron los relojes. No es una cuestión de orden, solamente, sino que se trata de un estilo de vida, de una calidad. No se pierde el día de un día para el otro. Es cosa de horas, semanas y años. De a poco se pierde la noción de perspectiva y nos hundimos en la resaca de: "todo es lo mismo". Si todo es igual entonces, nada vale la pena. Por lo tanto, nunca jamás tendré tiempo ni respeto, ni alma ni deseo, ni vida para nada y para nadie.
Puede suponerse que solo se trata de la agresión de una novia molesta, de un marido celoso, de una cuñada en celos o de un padre guardabosque, ya que el "No tener tiempo" presupone "tener tiempo para otros". Malas noticias. "No tengo tiempo" es tan tonto y tan ignorante, que imita al perro enfermo y trastornado, ese que corre mordiéndose la cola. El perro nunca tendrá tiempo y morirá en un intento inútil y frustrante, sin fin. Así es nuestro amigo ocupado, nuestra querida "sin tiempo". No es desorden ni desorganización, ni siquiera será inoperancia su problema. Carece de temperancia y el diccionario es amplio y generoso al respecto. Prefiero el engaño en pleno día, que me provoquen ira, que menosprecien mi persona. La traición a la confianza antes de escupirme: "No tengo tiempo". Porque cada vez que lo dicen con tanta liviandad no solo me matan sino que me están ignorando, le están diciendo al mundo que soy un espejismo y que nunca existí. Por cierto eso es peor que ser asesinado.
El que gana que siga ganando, el se libere que siga libre, el que alcanza que festeje, el que ame: que lo siga haciendo. No hay peor cosa que ser "a medias". Medio basura y medio bondad no significan nada. No se puede ser agua y aceite a la vez. "No tengo tiempo" no es equilibrio: es la tibieza que tiene como fin el vómito de todos.
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Marcelo Meza - febrero de 2005- Derecho reservados© 2006
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